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LA SOLEDAD Y LOS ESPEJISMOS
En el mar de mi llanto navegan raídas auroras del pasado, bajo mis pies crujen como las hojas del otoño y con ellas cruje el alma mía.
En el mar de mi llanto navegan raídas auroras del pasado, bajo mis pies crujen como las hojas del otoño y con ellas cruje el alma mía.
Hoy que no estás a mi lado y tu ausencia enluta los atrios tristes de mis aposentos, sigo viéndote caminar por los rincones de este lugar que fue tan tuyo, tan mío, tan nuestro, puedes creerlo LUNA, tus pisadas dejaron un eco sempiterno. Hoy que tus tonos fuertes no me despiertan de mis frecuentes letargos; que tu figura en la mañana ya no colorea de malva el día y tu amor no abastece la soledad que ha poblado mi vida en los últimos años, puedo ver lo que tu pequeña existencia le daba a la mía.
Entre tus sumas y tus restas no te das cuenta, pero las manos se aflojan, los ojos revientan, el llanto asola, el cuerpo se tensa, los labios ocultan, el corazón se arruga y el ser yerra en muchas preguntas y pocas respuestas.
Tercera Parte…
Una punzada amarga me sacó de mi letargo cuando sonó por primera vez y en horas en mi teléfono el tono que le había dado a ese dulce tormento con el que había vestido el amor
SEGUNDA PARTE…
Ahí estaba yo, una vagabunda más y ermitaña entre tantos olvidados en las calles, en medio del infortunio que supone el hecho de hacer parte de una sociedad corrupta como la mía
PRIMERA PARTE…
Luego de todo lo ocurrido quise caminar en dirección a casa, esto conlleva una gran distancia, pero lo que menos importaba era aquello, de cierto modo esperaba que mi mente volara hacía la imperfección del mundo que construimos con nuestras manos manchadas por el delito del día a día
¿Dónde está Dios en este momento tan difícil?, ¿Dónde está Dios cuando miles de personas están muriendo día a día por esta Pandemia?, ¿Dónde está Dios que no oye las oraciones de la humanidad que se ha unido a nivel internacional para rezar, orar y suplicar independientemente de su Credo?
Vivimos la soledad del despierto, del que haya sentido en un minuto de silencio, de ese al que hablar con el perro o el árbol le resulta más sustancial que compaginar con esa tan desgastante degradación de los valores humanos.
Le canto a tu ausencia querido hermano, le canto desde mi lamento, fue atroz el día que tu cuerpo vibrante se abatía sin fuerza y con garras al duro asfalto, desprendido y casi sin aliento anhelabas el vientre de tu madre, querías estar bajo el abrigo fecundo que te contuvo con amor desvelo.
Y fue tanto lo que te estuve reteniendo que no me di cuenta, ni mis letras tampoco. Que tú ya no eras, que no fuiste, que nunca has sido nada de aquello que mi ingenuo sentir había erigido, tardé demasiado tiempo sangrando cada letra, negándome a la evidencia de tu mentira, a la levedad de lo ilusorio que mi sentir abastecía.