DÓNDE ESTÁ DIOS EN ESTE MOMENTO
¿Dónde está Dios en este momento tan difícil?, ¿Dónde está Dios cuando miles de personas están muriendo día a día por esta Pandemia?, ¿Dónde está Dios que no oye las oraciones de la humanidad que se ha unido a nivel internacional para rezar, orar y suplicar independientemente de su Credo?, ¿Dónde está el Dios que ve al desgarrado suplicar desde una cama dependiendo de un respirador y aferrado a lo único que le queda, la fe?, ¿Dónde está Dios en este momento que no nos oye, según algunos, que no hace nada a pesar del sufrimiento, según algunas reflexiones que se hacen otros? .
Preguntas como éstas llueven todos los días por las redes sociales, dentro del confinamiento de las casas, en conversaciones telefónicas y en nuestras propias cavilaciones. Buscamos respuestas al dolor, a la destrucción, al miedo que sentimos cuando nos damos cuenta de que somos como un granito de arena en la extensión de este universo, cuando vemos que en nuestro propio planeta somos muy pequeños y vulnerables. Cuando nos damos cuenta que el dinero nos sobra ante una situación como ésta, cuando vemos que nuestro ego está encerrado con nosotros en nuestra casa y en nada nos diferencia del resto, cuando vemos que el mal no discrimina al status social, a la raza , que no mira las tan marcadas fronteras humanas y que nos pone en un IGUAL infinito.
Muchas personas culpan a Dios por no hacer nada, pero cuando actúan mal no piensan en él, anulan su conciencia para permitirse todo sin culpa alguna, lo vemos día a día en nuestro proceder egoísta y luego buscamos culpables externos, sobre todo culpamos a Dios. Pero a Dios lo sacamos no solo de nuestras vidas y rutina diaria, lo sacamos también de las escuelas de la mayoría de los países por que preferimos que éstas fueran Laicas y educaran sin dogma, ya que la necesidad de Dios, la comunicación con él por medio de la oración, mantener sus mandamientos y el saber de su existencia sobra para muchos. Dejamos de enseñarles a nuestros hijos y a la sociedad misma que todos estamos aquí por amor y gracia, que Jesús murió en una cruz para que tuviéramos la oportunidad de llegar a ese Dios que muchos culpan y nos escudamos en teorías como la evolución descartando a Dios de nuestras creencias y muchos hasta niegan su existencia. Estas son aquellas personas que piensan que lo único que existe es lo que pueden ver, lo que pueden tocar, lo que pueden probar con la ciencia y se alejan de sus emociones, de sus sentimientos, de su ser, ese que está en ese amasijo de huesos contenido en una especie de habitáculo.
No ven el cuerpo como un vehículo que les permite experimentar este plano físico para su propia evolución espiritual y acercarse a ese Dios. Tienen por esperanza la promesa de una vida en la eternidad y no creen que en las manos de Cristo están escritos los nombres de todos, que él no discrimina, que lo único que debemos hacer es invocarlo para que nos escuche y llegue a nosotros, pedir perdón por nuestros pecados es el inicio de esa conciencia que debemos asumir y no caer más en esos errores que nos alejan de él y de su misericordia. Están tan alejados de su espíritu y de Dios, que se perdieron en las ilusiones que les brinda éste mundo y olvidaron su origen, por esa razón se aferran a la pérdida física como la mayor de las tragedias y el dolor los disminuye a una NADA total.
Ven a su propia humanidad como un todo y eso les permite sentirse más grandes que otros, poderosos y dueños de todo aquello que les rodea, por ésta razón destruyen el ecosistema, ese que piensan que está aquí por arte de magia y no porque Dios lo colocó para nuestro propio beneficio, niegan la conexión total que existe en la creación y la destruyen llegando a este punto en el que estamos, en el que ya somos víctimas de nuestro propio invento y como nuestro ego no nos permite asumir la responsabilidad señalamos a Dios como único culpable. Algunos están convencidos de que Dios debe de ser ese superhéroe que aparece en las películas surcando los cielos a la espera de nuestro mal proceder para corregirlo y es una forma más de evadir responsabilidades, en este punto también abandonamos algo más que Dios nos dio como muestra de su amor infinito y es el libre albedrío, que nos permite decidir entre hacer lo malo y lo bueno, que nos hace seres pensantes, autónomos, didactas y no títeres manejados con cuerdas en un obra teatral.
Pero no es Dios quien tala los árboles, quien destruye la capa de ozono, no es quien maltrata el reino animal y lo extingue, quien arroja desechos al mar y provoca incendios deliberadamente, no es él quien decide la violencia y no se toma la ley por sus manos, él no asesina en las calles y no arroja bebes en tuberías y en contenedores, Dios no avala el aborto que bajo leyes humanas está justificado con fundamentos desprendidos del amor, Dios a cada vida otorga un propósito y con cada niño que murió por tu decisión también murió la cura para el Sida, para el Cáncer, para el Ébola y así un sin fin, entre esos niños no nacidos habían líderes sociales que darían la lucha por tus derechos humanos, gobernantes justos y sobre todo hijos de Dios. Él no crea la mendicidad y hace que nos olvidemos de los viejos, el no crea virus en laboratorios como armas biológicas para someter la humanidad, no es Dios el que hace que existan divisiones sociales y estratos económicos, Dios no creó una industria farmacéutica a la que le interesa que estés enfermo para seguir manipulando tu bolsillo y tu salud, a él poco le interesa el lucro que deja una moneda, el petróleo y ser una gran potencia que manipula al resto de los países está muy lejos de los planes de Dios, por que la gloria de Dios es más grande que cualquier idea que puedas tener sobre ella y no existe nada en tu pensamiento que pueda tan siquiera estimar lo grande que es Dios.
Él no es el clasista que crea oportunidades para unos y otros no, eso lo decidimos todos aquí, sobre todo los que se creen dueños de este planeta y someten al resto porque el poder importa más que el hambre de África, de Haití y el resto de los países subdesarrollados, porque la vida de los ancianos es menos importante que desembolsar esa pensión por la que trabajaron toda su vida. Dios nos ha mostrado su amor infinito permitiendo la crucifixión de Cristo para el perdón de nuestros pecados (Juan 3.16 dice: porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna). Ésta es la mayor prueba del amor de Dios y de que él está presente todo el tiempo, si tú no lo buscas en tu día a día no es culpa de él, si sólo lo invocas cuando el mundo se te viene encima no es cosa de él, es tu decisión.
Si teniendo la posibilidad de hacer lo bueno haces lo malo no es cuestión de Dios, es tú responsabilidad. Maneja tu libre albedrío y no lo culpes a él por hacerte un ser capaz de decidir si le sigues o no. Te hizo a su imagen y semejanza por que él es puro amor. No creo zombis, no creo lerdos, no creo títeres, Dios creó humanos capaces de razonar. Abandona tu posición de víctima y asume tu papel en ésta orbe, cambia el modo en el que ves y haces las cosas, aprende de una vez por todas que cada acción tiene un efecto sin involucrar a Dios como principal responsable de esa acción.
Acepta a Dios como una verdad en tu vida y verás como empiezan a cambiar las cosas, habla con él desde tu corazón y sentirás su presencia que está más allá de esa idea física que te limita, dedícale más tiempo en este plano y no te confundas con banalidades, porque Dios es supremo e infinito y lo que tienes aquí no es nada comparado a lo que él puede ofrecerte, dedícate a sentirlo y no a verlo, porque Dios está más allá de ese pequeño horizonte que ha creado tu alma, no pierdas más el tiempo arrodillado ante imágenes sin vida, vacías, Dioses de yeso que no harán nada por ti, ese fue el segundo mandamiento de Dios y el que más hemos extraviado, (“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra: No te inclinarás á ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros y sobre los cuartos, á los que me aborrecen, Y que hago misericordia en millares á los que me aman, y guardan mis mandamientos.” Éxodo 20:4-6) para hablar con Dios sólo necesitas el silencio de tu habitación, hacerlo tu compañía en las caminatas compartiendo sus paisajes y profundizando en tu oración, seguir sus mandamientos, arrepentirte de corazón, recuperar la humildad y mantenerlo en tus pensamientos diarios y en los extensos llanos de tu alma.
Katty Sáenz
Long Island, New York (USA)
Abril 01 de 2020