Si, ya sé que se parece al nombre del título del libro de Gabriel García Márquez, (Del Amor y Otros Demonios), pero créanme, no tiene nada que ver con este flamante libro, y los demonios son los míos; el nombre es precisamente con el que me identifico cuando de querer plasmar este vago texto se trata.
Y en medio del caos que supone los últimos meses uno de mis días laborales, manejando el estrés y el agotamiento físico que requiere mi compromiso, me dejo arrebatar por mis pensamientos, que casi siempre son una maraña de auto-cuestionamientos, no me permito la nulidad mental y así voy divagando en medio de imágenes vaporosas de reflexiones con respecto al amor.
Desde que tengo un atisbo de madurez, y por la experiencia del día a día, llego a la conclusión de que hay una sobre valoración cuando de amor se trata, las personas divagamos entre sueños ilusorios en los que construimos fantasías inexistentes con respecto al amor, confundimos su esencia sublime con aspectos tan banales como lo son el apego, la dependencia, la posesión, la sumisión, y cuanta patología nace y crece a raíz de nuestros miedos y egoísmo. Sembramos sus semillas en tierras áridas y desiertos inhóspitos que se encargan día a día de mostrarnos su trivial resultado, pero aun así seguimos sembrando tan ciegos como estamos por ignorancia o debilidad, o tan sólo por querer estar acompañados, es precisamente en esta última parte en la que nos permitimos vivir situaciones que no tienen ninguna lógica, pies ni cabeza como se podría decir, ¿no es mejor estar solos que mal acompañados?, con esto no quiero decir que sean malas las personas que se nos presentan en el amor, no, tan sólo que debemos ser sensatos a la hora de dejarnos llevar por el encantamiento que supone la primera etapa de tan anhelado sentimiento.
En el principio de una relación tenemos la tendencia a dejarnos llevar por las sensaciones y dejamos aparcada la objetividad, vemos una exuberancia de virtudes a diestra y siniestra, aunque en ciertos momentos los detalles evidentes nos dan una indicación, como un flash que toca nuestro estomago (¡¡¡Alerta!!!), algo nos revela que no todo es rosa, pero enfrascados en nuestras ilusiones, no hacemos el menor caso y seguimos adelante, justificamos cada acontecimiento con frases tan célebres como por ejemplo: Los polos opuestos se atraen, todos hemos escuchado más de una vez esto y lo hemos repetido y actuado en consonancia. Pues déjenme decirles que esta teoría en la ciencia tiene todo el sentido, en cuanto a polos magnéticos se refiere; pero en mi humilde opinión particular y sin la intención de desmentir ponencias, en el amor no hay ninguna posibilidad de que se cumpla, ¿cómo estar con una persona que a nuestro lado es como la noche y el día, alguien con la casi totalidad de sus gustos contrarios a los nuestros, con la que no podamos compartir nuestro mundo porque simplemente no lo concibe?
Hay tantas programaciones en nuestro cerebro cuando de amor se trata, desde pequeños nos han enseñado como en una asignatura comportamientos dirigidos a un amor insano, hemos venido arrastrando lastres y como victimas sufrimos sus resultados; hemos escuchado e incorporado muchos arquetipos y los repetimos una y otra vez, como por ejemplo: “Lo más importante en las relaciones de pareja es ceder”, “para perdonar hay que aprender a olvidar”, “pide y se te dará”, “los hombres no lloran”, “todos tenemos nuestra media naranja” y una serie de sin sentidos.
¿Lo más importante en las relaciones de pareja es ceder?, depende en todo caso, en lo que se nos pida ceder, si por amor tenemos que hacer todo lo que nuestra pareja nos indique, aunque esto atente contra nuestra integridad y valores; afectaría de una forma directa nuestra autonomía, nuestro derecho a opinar y decidir como cualquier persona normal lo haría, seriamos algo así como una extensión del cuerpo y la mente del otro, siendo honestos, algún día sentiríamos la necesidad de acabar esa forma siamés de convivir y de amar.
¿Para perdonar hay que aprender a olvidar?, en esta parte especialmente me encuentro en un desacuerdo total, hay situaciones-acciones que puede que se “perdonen”, !pero de ahí a olvidarlas¡, a lo mejor nos encontramos frente a una persona violenta, manipuladora, alguien que durante años nos ha maltratado psicológicamente haciéndonos creer que no éramos nadie antes de conocerla, o nos mancille con aspectos que afectan nuestra autoestima como por ejemplo: Eres incompetente, ignorante, no me das la talla, cocinas mal, tu apariencia es desaliñada, debes mejorar, y así una extensa cantidad de descalificativos, que poco a poco si somos débiles de carácter van haciendo mella en nuestra forma de enfrentarnos a la vida y sus circunstancias, es común escuchar a estas personas mencionar que nadie se fijaría en ti; excepto él o ella, ¿Sinceramente algo así se podría olvidar?
¿Pide y se te dará? Aquí debemos colocar especial atención, pues hay aspectos de la vida y de nuestro ser que no se pueden negociar por nada; y si lo que nos están pidiendo es que nos olvidemos de un hijo que hemos tenido de una relación anterior, que dejemos de crecer profesional, laboral, social, familiarmente; que guardemos nuestras opiniones, que actuemos de esta o aquella manera, ¿estaríamos dispuestos o dispuestas a ceder a todo esto por Amor?
¿Cómo que los hombres no lloran?, en esta situación sí que tengo que ser empática con el sexo opuesto y acercarme más a sus sentimientos, desde pequeños les han enseñado que llorar es de niñas y que al hacerlo serían ¡mariquitas!, como si tener una orientación sexual distinta fuese una enfermedad o algo de otro mundo. Desde niños muestran su estribor más duro como si los sentimientos fueran cosas de guerra, balas o bombas, ¿acaso son robots sin emociones? Es un concepto machista que quiere hacernos creer que, si un hombre llora o se deprime, pierde algo de su hombría. Creo que esto ha causado un profundo daño en la psiquis (manera de pensar) masculina, porque no es cierto que llorar sea sólo cuestión de mujeres. El llorar o deprimirse es simplemente, humano.
¿Todos tenemos nuestra media naranja? Es aquí donde radica el colmo de todos los colmos, una idea mal vendida, que para lo único que nos ha servido es para caer en relaciones tormentosas y culebrones novelescos, sometidos a situaciones de dolor por ir buscando por ahí, en personas incorrectas, vivir enamoramientos irreales, algo creado y cavilado para el sometimiento emocional. Pensar que dependemos de otro ser humano para sentirnos completos y felices es indiscutiblemente falso, ¿será que nos falta medio cuerpo y media alma si no estamos unidos a otro ser humano?, ¿no sería mejor tener nuestra vida llena de posibilidades, tener una mente sana y un corazón desbordante de amor y buenas intenciones que podamos aportarles al él o ella?
En resumidas cuentas, el amor es una esencia que va más allá de los limitantes e ideas malogradas que hemos venido adquiriendo con el paso de los años, modelos sociales mal constituidos. El Amor puede vivirse libre y espontáneamente, respetando el compromiso que conlleva estar unidos de una forma sana a otro ser humano, sin invalidarnos física y emocionalmente, sin condicionamientos y exigencias. Eres y soy, te acepto y me aceptas, te amo por lo que eres, no por lo que posees o por lo creo deberías ser. Nos unimos en un pacto de Amor en el que los dos somos seres libres en nuestra manifestación del yo independiente.
Katty Sáenz T.
Palma de Mallorca- España
Agosto 10 de 2014
En uno de mis días de locos desvaríos