Me observo exhorta y solazada como las arenas de aquel desierto de vida que transita por ésta selva de cemento, tan ardiente y despiadada como el alma de aquellos que pasan por la vida sin sentirse parte del otro y del mundo.

Hoy no quiero otra cosa que estar conmigo, tenerme y amarme, sólo eso quiero, me contemplo como un paisaje perdido en medio de muchos aromas que huelen a trigo, a lluvia o rocío, mi piel me grita hierva y mi piel me grita vino.

Me tengo como la blanca espuma de ríos furiosos, de ríos que corren salvajes, sin temor, sin melindre, hacia el precipicio impávido de salados raudales, encaprichada a mi carne, aferrada a este saco de huesos que comprende mi efímera existencia, mi tan mundano paso por estas tierras de malva y olvido.

Y nada me llena más que el saberme conmigo, habitando en el movimiento continúo de este amasijo viviente que respira y se agita, que pulsa fecundidades rojas de vida, desde este fruto carnoso e imparable que me sacude a su ritmo.

Y todo lo puedo dentro de este espanto que habitan mis ojos índigo, dentro de esta cavidad esférica y encarnada que deambula errante por cada rincón de tantas historias escritas a sangre viva, trazadas desde mi lamento y gobernadas por mis instintos, ahora me tengo, ahora me habito y me sostengo.

Katty Sáenz

Sevilla. – España (Hotel Sevilla Congresos)

Desde una soledad que amo.

Junio 26 de 2013