EVOCÁNDOTE
Mamá, estoy aquí en el sofá, maltrecha y desposeída del orbe ruin que a veces me cerca y me lleva intrépidamente a tu añoranza, mi mirada fija hacia el vacío te ve, estás vestida de amor y continuidad, te veo volátil por senderos que un día fueron nuestros. Dime, ¿tú también los recuerdas?
Mamá, estoy aquí, ¿te has dado cuenta?, resbalo al precipicio dulce de nuestros recuerdos, aferrándome a ellos con esta nostalgia que magulla justo el epicentro mismo de mi corazón bohemio, galopante se acelera evocando tu remembranza ¡oh pobres maltratadas paredes de mi pecho¡
Mamá, mi levedad sustentada en este amasijo de huesos extraña tus brazos de mucílago fino y elástico evitándome tropiezos, esos que al acunarme me llenaban de esperanzadas vivencias y el futuro no era tan incierto.
Mamá, recuerdo tu rostro fijo de desasosiego, cuando mi pequeña existencia no sabía de sacrificios y desdén, ¡ahora lo entiendo todo mamá¡, y sé de tus penas, reconozco esas lágrimas distraídas que no sabías explicar y tan solo sonreías, era tu bella forma de apaciguar con amor mi escasa curiosidad, mi tan pronunciada inocencia, así me alejabas protectora de esa inclemente realidad que habitaba perenne en nuestros días.
Mamá, se me arriba latente a la mente mis manos selectas aferradas a tu falda, el suave paraíso de tus brazos y mi dedo pulgar como siempre haciendo intromisión en mi boca, eran dulces caminatas por la casa, aquellos días, nuestros días, ahora me hacen mella en el alma, y vivo perdida queriendo ser de nuevo esa niña, Mamá, ¿vos también sentís este vacío?, no te lo deseo.
Mamá, lo que te deseo, son atardeceres de malva y brisas en tu piel de cerezo, paisajes mansos para tus cavernas profundas y distraídas, esperanzados pastos verdes que suavicen tus pasos lentos, fecundidad en tus hazañas y unos brazos de hierro que transiten contigo esos, los que un día, fueron nuestros senderos.
Janeth. Para vos mi bella dama, para vos, el centro de todas las cosas…
Katty Sáenz
Palma de Mallorca- España
Mayo 12 de 2016